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Sería un tremendo error dar por muerto el mercado ruso hortofrutícula Roman Aseev
  • El Director de la Oficina de la Red Exterior en Rusia, Roman Aseev, nos ofrece un resumen del actual “statu quo” y, más importante, de las perspectivas a medio y largo plazo del mercado ruso hortofrutícola.

    El Director de la Oficina de la Red Exterior en Rusia, Roman Aseev, nos ofrece un resumen del actual “statu quo” y, más importante, de las perspectivas a medio y largo plazo del mercado ruso hortofrutícola.

Sería un tremendo error dar por muerto el mercado ruso hortofrutícula Roman Aseev

Roman Aseev, profundo conocedor del intrincado mercado ruso y del sistema productivo murciano, es un privilegiado observador de las tendencias y evolución, en los últimos años a la baja por el veto ruso a la Unión europea, de las exportaciones de la Región de Murcia. 

Desde 2004, Aseev ha trabajado con decenas de empresas murcianas en el mercado ruso, pertenecientes a todos los sectores productivos regionales. Desde que en 2014 Vladimir Putin implantó el veto ruso a diversas exportaciones de la Unión Europea el Director de la Oficina de la Red Exterior en Rusia y las repúblicas ex soviéticas ha mantenido un estrecho seguimiento (“monitoring”) de la situación y las consecuencias para las empresas murcianas.

Durante su visita, esta misma semana, para explicar la situación actual a las empresas y asociaciones del sector hortofrutícola, nos ofrece un resumen del actual “statu quo” y, más importante, de las perspectivas a medio y largo plazo.

 

P.- Van pasando los meses y parece que el levantamiento del veto no está para nada cercano ¿cómo deberían las empresas murcianas afrontar el futuro del mercado ruso?

R.- Es cierto que las prórrogas repetitivas de los seis meses por parte de la UE parecen afianzar la postura rusa de querer continuar así, aunque perjudique a ambas partes. Como si ya las partes se hubieran acostumbrado a la situación y nada se vaya a mover a corto o medio plazo. Esto produce desánimo en los exportadores españoles, también en los murcianos, cuya cuota de mercado está en mínimos. Pese a todo, aunque las expectativas no sean optimistas, sería un enorme error por parte de los exportadores dar el mercado ruso por muerto. Está malherido, pero sus dimensiones y el poder adquisitivo creciente no pueden hacernos perder de vista que cuando llegue la solución, lo que llevará algún tiempo, deberían estar entreabriendo la puerta para que nadie se les adelante.

P.- Sin embargo, ¿no resultará demasiado complicado desalojar en su momento a otros productores, como pueden ser Turquía, Sudáfrica, Irán o Argentina que aprovechando el veto se han implantado?

La marca España, y en el sector hortofrutícola el murciano sigue siendo una referencia está muy viva entre los grandes compradores. No es sólo una cuestión de nostalgia por parte rusa en torno al floreciente negocio que durante décadas ha funcionado tan bien con España. Aunque es cierto que los países que no se han visto perjudicados por el veto han aprovechado muy bien la situación, acercándose en calidad y servicio a los españoles.  Aunque obviamente algunos operadores menos conocidos en el mercado, como serbios o marroquíes u otras operaciones más pintorescas como las que realizan algunos exportadores italianos vía la República de San Marino, también han tenido no pocos fiascos.

P.- ¿Un levantamiento del veto a medio plazo resulta, pues, impensable?

Es complicado hacer predicciones porque las implicaciones de diversos factores, entre los que no son menos importantes los de carácter geoestratégico para el presidente Putin, por ejemplo, su alianza con Turquía, sin duda el principal competidor para el sector hortofrutícola murciano, impiden decir lo que pasará dentro de unos meses. Por de pronto, el veto -salvo sorpresas- se mantendrá hasta finales de este año. Para España que hasta 2014 exportaba 230.000 toneladas -sin contar las reexportaciones- de frutas y hortalizas, el golpe ha sido importante, más aún si se considera que 161.000 toneladas lo eran de fruta, más de la mitad de hueso, uno de cuyos principales suministradores era la Región de Murcia. Pero, como se suele decir, a grandes males, grandes remedios.

P.- ¿Y en términos prácticos cómo se puede traducir lo de grandes remedios?

El Gobierno ruso no se puede permitir ofrecer una imagen de desabastecimiento, lo que ha ocurrido en algunas ocasiones. Como cortina de humo han recurrido a imágenes vistosas de camiones cargados de fruta. Algo así como para decir “nos las apañaremos sin la Unión Europea”. Es más, el Gobierno ha promovido un plan de autoabastecimiento que, en teoría, aunque los logros estén por ver, debería alcanzar sus objetivos para 2020. Ahí es donde quizá las empresas murcianas tengan su oportunidad. De hecho, El Pozo, al instalar plantas productivas en la Federación Rusa ha obviado ese problema. ¿Por qué no las empresas agrofrutícolas?

P.- ¿Quizá porque existe una notable desconfianza a los procedimientos, dificultades para establecer empresas conjuntas por no hablar del clima?

No, no digo que se pueda hacer de la noche a la mañana. Pero sí que debería ser un asunto a reflexionar y tomar decisiones a medio plazo. Las empresas regionales tienen la tecnología, los conocimientos y el saber hacer para instalar su producción en otros países. Ciertamente Rusia tiene sus particularidades, como los tienen otros mercados. Pero hay una gran ventaja competitiva. El mercado ruso, pese a las dificultades, es gigantesco, su apetito, por ejemplo, por los cítricos sigue siendo insaciable. Por no hablar de otros nichos como frutas de hueso, los paraguayos y los caquis son considerados delicatessen, donde las empresas murcianas tendrán mucho que decir.

P.- Nos hemos olvidado del espinoso asunto del clima…

La zona meridional, en las riberas del Mar Negro, sobre todo en la región de Krasnodar, Sochi y las regiones de Krai de Stávropol existen superficies inmensas con clima muy suave, incluso subtropical, donde la adaptación de los cultivos a producciones muy apetecibles por el consumidor ruso es perfectamente factible. Insisto, no es una decisión para tomarla de manera inmediata, pero sí para ser tomada en consideración. Desgraciadamente, la tendencia al proteccionismo comercial extremo, y no sólo en Rusia, es global. Sin obviar que algunos mercados de Oriente Medio quedarían, como quien dice, a tiro de piedra.

P.- ¿Cuál sería, pues, la conclusión?

No podemos llamarnos a engaño. Nada es seguro, menos cuando la cuestión está tan politizada. Pero a medio plazo no creo que haya grandes sorpresas en el veto, salvo las prórrogas por parte rusa como contra ataque por las sanciones europeas. Ahora bien, no sólo por este asunto, sino con una perspectiva a medio plazo, yo invitaría a los productores murcianos a considerar otras opciones, más complejas, más costosas como es la producción en la propia Federación de Rusia. Si las empresas españolas, o en este caso las murcianas, no lo hacen, lo harán las italianas, francesas o polacas.